30.8.04


Si pudiésemos reducir la población de la Tierra a una pequeña aldea de exactamente 100 habitantes, manteniendo las proporciones existentes en la actualidad, sería algo como esto:

Habría 57 asiáticos, 21 personas del continente americano (incluyendo norte y sur), 14 europeos y 8 africanos
48 serían hombres
52 mujeres
30 serían blancos
70 no serían blancos
70 no cristianos
30 cristianos
89 heterosexuales
11 homosexuales
6 personas poseerían el 59% de la riqueza de toda la aldea y los 6 serían norteamericanos
De las 100 personas, 80 vivirían en condiciones infrahumanas y 70 serían incapaces de leer
50 sufrirían de malnutrición
1 persona estaría a punto de morir
1 bebé estaría a punto de nacer
Sólo 1 (sí, sólo 1) tendría educación universitaria
En esta aldea habría 1 persona con ordenador


Para ver más sobre el tema, visita:
El proyecto aldea global

27.8.04

Nadamos en miedos submarinos

El mar. ¿Quién no se siente o se ha sentido alguna vez atraído por el mar y lo que todo él representa? Como bien saben en 'El Buque Fantasma', a lo largo del tiempo miles de objetos han sido engullidos por el mar, o la mar, como dicen los que lo conocen mejor, igual que un grano de arena desaparece en la tierra o una cuartilla en una hoguera. Y no sólo simples objetos, sino barcos con toda su tripulación, tesoros o bienes que nunca más aparecerán. En nuestra ignorancia, hemos de suponer que todo ello permanece en el fondo del mar eternamente. Cuántas veces hemos visto imágenes de un barco que fue y nos hemos quedado sorprendidos al observar que en realidad es el mismo barco, pero que ha adquirido un áurea fantasmagórica difícil de explicar a quien no la haya visto. ¿Quiénes serán los nuevos habitantes de esos barcos que se hunden y no vuelven más? ¿Y de los arcones con tantos tesoros que desde el siglo XV iban y venían de América? Pero sobre todo, ¿es el mar tan sólo un conjunto de agua con mareas que vienen y van, o tiene en realidad un espíritu que desea atraer hacia sí a los demás? A mí al menos el mar me atrae, pero a la vez me resulta de lo más aterrador. Recuerdo una vez hace unos años en Santander en la famosa playa de El Sardinero que me dio por bañarme habiendo bandera amarilla. Todo bien hasta que te da por avanzar mar adentro demasiado. En ese momento te das la vuelta y, aunque no estás tan lejos, notas cómo las olas tiran de ti hacia el interior, y parece que cuanta más fuerza haces por salir más te arrastran. Es un momento bastante desesperante. En un par de minutos salí del agua y no pasó nada, pero al quedarme en la orilla mirando hacia la inmensidad es como si el mar me estuviera advirtiendo: “la próxima no te escapas”.

Será que el mar, como todo aquello que desconocemos, nos impone temor. El caso es que desde el canto XII de la “Odisea”, donde Ulises tuvo que pasar entre los monstruos Escila y Caribdis, esquivar a las sirenas y llegar por barco a su Ítaca natal, hasta hoy día, más de uno y más de dos han caído en las profundidades oceánicas. Hay que reconocer que el mero hecho de imaginarse en mitad del mar, uno sólo, sin comida ni compañía ni transporte, y, sobre todo, sin saber en qué punto concreto se está, da miedo. Luego están por supuesto los vikingos, los fenicios, los peregrinajes portugueses y españoles en busca de la India, Captain Cook, Barba Azul, y otros piratas, etc., todos ellos pueblos o individuos que vivían en el mar por una razón u otra. Gracias a todos ellos la leyenda del mar como un elemento con vida propia fue tomando forma. Y si uno va a pueblos costeros se da cuenta de que la cultura del mar sigue todavía hoy día muy presente en los que se ganan la vida en él. Hay procesiones en el mar, concursos de natación en pleno invierno con el agua gélida, o fiestas en la orilla en verano. La armonía entre la mar y los habitantes de esos lugares es completa. Solamente sucesos como el “Prestige” rompen el encanto que se encuentra entre las olas...

Entre las artes que más se han dejado influir por la mar, hay que destacar la literatura. Aparte de la “Odisea”, también la “Ilíada” tiene el mar como elemento clave (sobre todo en batallas: la Guerra de Troya). Y ya en tiempos más recientes, la literatura de aventuras en “La Isla del Tesoro” de Stevenson, “Moby Dick” de Melville, “20.000 Leguas de Viaje Submarino” de Verne o “El Señor de las Moscas” de Golding. Éstos que he puesto tienen el mar como centro en su temática, y será casualidad o no, pero en todos los citados el mar es un elemento o malvado o extraño, que está en contra del protagonista o que le impide realizar su objetivo. Y por supuesto la música. He aquí las letras de dos grupos que me encantan que van relacionadas con el mar, “Mar Adentro” de Héroes y “Seven Seas” de Echo & the Bunnymen:

Héroes del Silencio - “Mar Adentro”

...Y por fin he encontrado el camino
que ha de guiar mis pasos
y esta noche me espera el amor
en tus labios

De cada mirada, por Dios,
ardía el recuerdo en mi interior
pero ya he desechado por siempre
la fruta podrida

En la prisión del deseo estoy
y aunque deba cavar en la tierra
la tumba que sé que me espera
jamás me vio nadie llorar así

Que termine un momento precioso
y le suceda la vulgaridad
y nadar mar adentro
y no poder salir

En la prisión del deseo estoy
junto a ti

...Y por fin he encontrado el camino
que ha de guiar mis pasos
y esta noche me espera el amor
en tus labios

De cada mirada, por Dios,
ardía el recuerdo en mi interior
y nadar mar adentro
y no poder salir

En la prisión del deseo estoy
en la prisión del deseo estoy
junto a ti


Echo & the Bunnymen - Seven Seas”

Stab a sorry heart
With your favourite finger
Paint the whole world blue
And stop your tears from stinging
Hear the cavemen singing
Good news they're bringing

Seven seas
Swimming them so well
Glad to see
My face among them
Kissing the tortoise shell

A longing for
Some fresher feeling
Belonging
Or just forever kneeling
Where is the sense in stealing
Without the grace to be it

Seven seas
Swimming them so well
Glad to see
My face among them
Kissing the tortoise shell

Burning my bridges
And smashing my mirrors
Turning to see if you're cowardly
Burning the witches with mother religious
You'll strike the matches and shower me
In water games
Washing the rocks below
Taught and tamed
In time with tear flow

Seven seas
Swimming them so well
Glad to see
My face among them
Kissing the tortoise shell
...

Y para acabar, os dejo con esta foto que ya lleva un tiempo por Internet y que refleja una foto casual tomada al mar durante un maremoto. Como puede observarse, está tomada desde un pueblo costero, y las olas son impresionantes. Pero, aparte de eso, lo que estremece es que las olas, en su fuerte choque contra el desfiladero, parecen formar la cabeza del dios Neptuno/Poseidón (nomenclatura romana/griega) apoyada en él. Siempre que enseño esta imagen me dicen que puede ser un montaje y tal y cual; sin embargo, como no está claro, yo prefiero imaginarme que el dios de los mares está realmente asomando su enorme cabeza de las profundidades.






26.8.04

Siempre es la misma función



...y el mismo espectador. España ha caído contra EE.UU. por 94-102 en el partido más importante para la selección en los veinte últimos años. Desde la famosa plata de Los Ángeles no había habido una oportunidad tan clara y precisa como ésta para meterse en el podio o incluso aspirar a lo máximo. Como decía ayer mismo en el post titulado "It's Now or Never", España llegaba con un juego tan ágil y fácil de ver que parecía el mejor momento prácticamente de la historia para hacer algo. Nunca antes había tenido esa sensación de superioridad ante todos los demás equipos, además haciendo un baloncesto vistoso y de equipo.

Sin embargo, EE.UU. ha hecho lo que hasta ahora no había hecho en estos Juegos Olímpicos: jugar al baloncesto. Habían caído contra Puerto Rico, jugando mal, contra Lituania, jugando algo mejor, y hoy precisamente han despertado para amargarnos lo que podían haber sido nuestras Olimpiadas. ¿Las causas? Variadas, pero las de siempre. Primero de todo, pocos jugadores que metieran canastas importantes: Gasol muy bien con 29 puntos, Calderón bien con 19 (los dos jugaron prácticamente todo el partido) y pare usted de contar. Navarro ha metido 17 puntos, pero con una serie lamentable en el tiro, y además justo en esos momentos en los que piensas 'joder, ahora un tirito y nos metemos en el partido'. Cinco posesiones consecutivas se ha jugado y ha fallado la "genial" Bomba...personalmente, creo que 'la Bomba' se ha quedado en 'petardo' hace ya un tiempo. A Jiménez las faltas personales no le han dejado jugar (único eliminado de España), y los demás, nada. Garbajosa inexplicablemente no ha participado casi nada en favor de Dueñas...¿?¿?

Segunda razón, las pérdidas de balón y rebotes permitidos en ataque. Los puntos totales que habrán resultado de estos dos apartados pueden rondar fácilmente los 20 puntos, que ya es decir. Cada balón perdido automáticamente se convertía en un contraataque estadounidense, y ahí sí que es imposible pillarles corriendo. Mira que se había comentado: cuidado con las pérdidas, hagamos buen balance defensivo...bah, es tontería... ¿Contraataques de España? Poquitos, poquitos.

Y en tercer lugar, por poner sólo tres razones, el acierto en el triple de los norteamericanos. Con decir que han metido hoy 12 de 22 en triples y que en los demás partidos llevaban 21 de 89 me parece que se comprende todo. De haber ido el partido tal y como habían ido los anteriores de EE.UU., la selección hubiera estado con muchas más posibilidades de llevarse el chocque. Pero justo hoy, y tenía que ser hoy a las 13:30, a los de Larry Brown les ha venido a la cabeza cómo se tira de 3, con mención especial para Stephon Marbury y sus 31 puntos con 6 de 9 en triples. Ante eso, pues nada. Intentar correr, que no se ha podido, y balones a Gasol, al cual tenían que haberle dado un rato más de descanso, porque al final estaba más en el suelo que corriendo.

Los árbitros han regalado varias posesiones porque sí a EE.UU., y no lo digo con segundas ni nada: es que se las han regalado sin tapujos y ya está. Lo tenía que decir para que quede constancia, pero igualmente hay que decir que España, de haber jugado como en otros partidos, habría ganado a pesar de esos regalos. Siempre queda la duda de si son decisiones arbitradas premeditadas o no; la eterna duda. Ah, se me olvidaba, la famosa prepotencia de los americanos hoy no ha aparecido por Atenas. Ni en lo que va de Olimpiadas tampoco, todo hay que decirlo.

La selección podrá posiblemente competir con esta misma generación de oro en los JJ.OO. de Pekín dentro de cuatro años, y muy probablemente en los siguientes también, pero llegará un momento en que si no hacemos algo se nos pasará el arroz como tantas otras veces por mucho que al final el balance sea 6-1. Hoy ha sido EE.UU., pero la próxima será Lituania, Argentina o Angola. Alguna vez hay que dar el golpe de gracia, y eso parece que España no es capaz de hacerlo, y sería una pena que el juego que se está viendo aquí últimamente se retirara sin recompensa alguna. Lo de hoy ha sido una oportunidad perdida, simplemente hay que aprovechar las siguientes, y esperemos que se consiga por fin.

Personajes de David Bowie

Este artículo fue publicado en la web de periodismo musical www.musicss.net en Enero de 2004. Por motivos de autoría me he permitido publicarlo en este blog, dado que www.musicss.net desapareció hace varias semanas.



Iba a ponerme a hacer un análisis de la carrera de David Bowie, viendo cada uno de sus discos y las giras, colaboraciones, datos de su vida, etc., pero entonces caí en la cuenta de que el amigo lleva haciendo música profesionalmente desde 1966 más o menos, que ha sacado un disco como mucho cada dos años como media (teniendo en cuenta sólo la discografía oficial) y que lo condensada que ha estado su vida hace que ésta pueda valer por dos de muchos otros mortales. Quizás esté exagerando, pero el caso es que de una forma u otra decidí cambiar ese análisis por otro no menos interesante pero no tan extenso: los personajes que David ha encarnado a lo largo de esos 34 años de música.

El asunto comienza a mediados de los años 60, que es cuando David Robert Jones realmente intenta hacerse un sitio en el mundo de la música y empieza a mover sus grabaciones por las casas discográficas. Lo primero que le dicen es que tiene que cambiar su imagen y su nombre para vender, con lo que se hace llamar Davy Jones. Estará un tiempo a caballo entre David y Davy por similitud con un miembro de The Monkees, para finalmente quedarse con el nombre por el que será recordado: David Bowie.

Aquí tenemos la primera transformación de David. Se ve obligado a cambiar su nombre para poder entrar en el mundo de la música. Posteriormente el propio David ha dicho que ahí empezó su cambio de personalidad, más bien, una serie de cambios, como veremos en este análisis, que le llevaron (junto con otros asuntos) a no saber muy bien quién era el mismo en los años 80. Pero bueno, el caso es que tenemos que el emergente artista (y poco conocido por el momento) intenta sobrevivir haciendo todo lo que sea posible. Y una de esas cosas, que también influye en la personalidad de Bowie es el teatro japonés. Se empieza a introducir en ese mundo tan complejo para la cultura occidental y le cautiva por completo. Para ser breves digamos que en el teatro japonés tradicional se usaban máscaras para todos los personajes, se usaban ropas indistintamente para personajes masculinos o femeninos y el diálogo podía ni aparecer en la obra. Si juntamos esos ingredientes en nuestra mente veremos que en una representación de ese tipo el espectador había veces en las que no sabía exactamente la naturaleza de un personaje; lo mismo le ocurrió a Bowie como actor hacia 1970. Un personaje se definía por sus acciones no por su apariencia. Así, nos podemos imaginar algo así como a geishas encima del escenario. ¿Espeluznante a veces? Quizás.

A Bowie le fascinó este mundo de ambigüedad y no saber exactamente quién es uno y otro. Y es de aquí desde donde saltamos al primer gran personaje de Bowie, y quizás el más grande de todos los tiempos: Ziggy Stardust. Bowie en estos momentos, y estamos en 1973, estaba completamente inmerso en el teatro y el mimo, se había casado de relativo penalti y había sacado ya cuatro discos: “David Bowie” (1967), “Space Oddity” (1969), “The Man Who the World” (1971) y “Hunky Dory” (1971). Con éste último había alcanzado gran éxito y ahora estaba en ese punto en el que o se renovaba o literalmente estaba muerto para la música. Y lo que hizo sencillamente fue poner en un solo personaje todas las ideas que tenía guardadas hasta ese momento, y así nació su gran alter-ego Ziggy. La condición andrógina de Ziggy debe mucho al teatro japonés como hemos dicho, pero también a los círculos donde Bowie se movía por entonces, con orgías permanentes, experimentos sexuales de todo tipo y compañeros de trabajo que estaban más pendientes a veces de juergas que de música. El caso es que el resultado de Ziggy fue esplendoroso, no sólo por Ziggy en sí, sino por el espectáculo que se montaba sobre el escenario en sus actuaciones. Era algo así como una obra de teatro con música, con cada músico en su papel y representaciones extravagantes; por ejemplo, empezaba el concierto con todo a oscuras y Bowie cantando subido en una silla que colgaba del techo, que la gente descubría con sorpresa al iluminarse todo. En fin, la creatividad al poder en 1972.

La influencia de Bowie ha sido enorme en la música moderna, pero Ziggy es un caso excepcional. Pocos casos ha habido de que un artista cree un alter-ego con tanto carisma, tanta personalidad, tanto que decir al público. El propio Iggy Pop tomó su nombre con clara influencia de Ziggy, al igual que el hijo de Bob Marley. Otro dato: en la película “Dentro del Laberinto”, protagonizada por el propio Bowie a principios de los 80, el personaje que él encarga, llamado Jarreth, tiene coincidencias con Ziggy dignas de un trabajo aparte, pero eso es otro asunto. Lo que yo quería era resaltar que el pelado, las posturas, el amaneramiento y la forma de ser de Ziggy fueron un verdadero boom en los años 70, y sobre todo con el recién nacido glam-rock como respaldo. Podemos decir que Ziggy en sí vivió desde 1972 hasta mediados de 1974, que es cuando Bowie se cansa de él y de repente desaparece; o sea, “vivió” tres discos: “Ziggy Stardust” (1972), “Aladdin Sane” (1973) y “Pinups” (1973). Por supuesto en esos dos años de vida, Bowie iba siempre vestido de Ziggy, es decir, era Ziggy. En todo. En forma de ser, sobre el escenario, por su casa...algo que nunca había pasado antes. Pero en ese momento Bowie se dio cuenta de que necesitaba otro aire, y, tras un par de discos más (“Diamond Dogs” y “Young Americans”) llegó la novedad.

En estos años la música de la que David había vivido poco atrás (glam) estaba pasada de moda, y solamente los últimos rebufos de Marc Bolan hacían algo por mantenerla en pie. De todos modos, Bowie decidió que no se arrastraría haciendo siempre lo mismo, con lo que se mudó a Filadelfia y se empapó de las raíces de la música negra y norteamericana en general. Ahora estaba en lo más alto de su carrera, como nunca más lo estuvo, y podía hacer literalmente lo que quisiera, así que se metía en el estudio a experimentar con las máquinas y cada día sacaba algo nuevo. El año es 1975 y parece casi imposible que en cinco años le hubieran pasado tantas cosas, pero la verdad es que a estas alturas Bowie necesitaba un cambio de aires. Pero no lo hizo. Se empezó a sumergir en las drogas de forma increíble para poder seguir despierto y adelgazó muchísimo (llegó a bajar de los 50 kilos). Como anécdota podemos decir que en Filadelfia él vivía en un piso alquilado, y su guitarrista entonces, Carlos Alomar, se pasaba de vez en cuando. Pues bien, según Carlos, lo primero que hacía al llegar al piso de Bowie era verlo tumbado en el suelo como si estuviera muerto, le ponía un espejo delante de la nariz para ver si se empañaba, y como siempre se empañó le despertaba y se iban a grabar. Alucinante. Así estuvo unos cinco años, de los que el propio Bowie dice ahora que recuerda poco o nada. Pues en ese estado de salud nació “the thin white duke”: el delgado duque blanco. En lo que a la composición se refiere, para mí es la mejor época de Bowie, y me tiraría hablando horas sobre como experimentaron para grabar discos entonces, pero no quiero aburriros más aún. En esta época conoce a Iggy y también a Brian Eno. Son los tiempos de Berlín, donde su carácter cambia por completo, volviéndose frío y distante con todo el mundo. La cocaína y sus efectos se estaban comiendo a Bowie por dentro y por fuera, su mujer Angie ya no está con él sino yendo y viniendo con Mick Jagger, con lo que la situación personal no es la mejor. El delgado duque blanco es un personaje que se sube al escenario, canta y se va. Ya no hay nada de esa parafernalia y el contacto con el público. Las semanas seguidas sin dormir ya forman parte de la rutina y eso se nota en el personaje. Como siempre, Bowie se mete por completo en su papel (foto de cabecera).

Bowie publicó cuatro discos geniales como el delgado duque blanco: “Station to Station” (1976), “Low” (1977), “Heroes” (1977) y “Lodger” (1979). La frialdad de este personaje es patente por supuesto en las composiciones, en las que los instrumentos van cada uno por su lado, cambios de tonalidad constantes, melodías extrañas y la inclusión de temas instrumentales (que ahora llama la gente chill-out) que nos llevan a paisajes lejanos sin saber por qué.

Andamos por el año 1980 y aquí muere el delgado duque blanco y nace otro Bowie nuevo. No sabría como llamar a este, pero le podemos poner la etiqueta simplemente de "pierot". El “pierot” es un payaso de influencia francesa que muchos de vosotros habréis visto si habéis ido al circo alguna vez. El caso es que Bowie, por expansión de lo que dijimos antes del teatro japonés, se interesó por este personaje y poco a poco se metió en su piel. Es un personaje menor, sobre todo porque no se metió en él tanto tiempo como en los otros, pero esta claro que es muy importante. Vivió solamente en “Scary Monsters” y alcanzó su auge en el videoclip de ‘Ashes to Ashes’, galardonado como mejor vídeo del año. En él Bowie aparece vestido de “pierot” y hace una de las acciones más simbólicas de su carrera: matar al Mayor Tom. El Mayor Tom es el protagonista de la canción ‘Space Oddity’, un personaje de 1969 que persiguió a Bowie constantemente debido al gran éxito del tema. En el videoclip de ‘Ashes to Ashes’ el “pierot” canta la siguiente frase: “My mama said to get things done you’d better not mess with major Tom” (“Mi mamá me dijo que para hacer bien las cosas mejor no me juntara con el Mayor Tom”), a la vez que éste aparece colgado de una tela de araña, a punto de ser previsiblemente devorado. La importancia del “pierot” es esta, que Bowie supo pasar de una etapa a otra sin tener que ir dependiendo del pasado. Este personaje tiene una dosis enorme de mimo (del francés sobre todo, con Marcel Marceau), y su relevancia viene más en el plano simbólico que sobre el escenario, como era el caso de las otras dos creaciones de Bowie hasta el momento. Con la aparición de “Let’s Dance” en 1983 el “pierot” desaparece.

Entramos ya en las últimas épocas de Bowie. Desde “Let’s Dance” hasta “The Buddha of Suburbia” (1993), hay siete discos en los que no encuentra su identidad en la vida. Después de todos los excesos de los años 70 ahora se ve relativamente solo en la música, con éxito inmediato de todo lo que publica y sin saber exactamente qué papel adoptar. Musicalmente es la etapa que menos me atrae de Bowie, y eso es porque en algunos de esos discos intentó estar “a la moda”, cosa que nunca le ha ido bien, y que aunque le trajo ventas altísimas, no le benefició respecto a los viejos fans. El personaje que nace a mediados de los 80 es el de gran estrella del rock, cosa que Bowie nunca fue. Es el típico estereotipo de rockero de grandes conciertos en estadios, revisando temas clásicos pero sin innovar como lo hacía antes. Esto duró relativamente poco, ya que hacia 1990 decide formar un grupo de hard rock llamado Tin Machine en el que la idea que le ronda siempre es ser uno más. A estas alturas lleva veinte años en solitario disfrutando del éxito, pero también de las amarguras. Todo en solitario. Ahora quiere sentirse parte de un todo, y se rodea de buenos músicos para hacerlo. Pero no sale bien. En “Tin Machine” y “Tin Machine II” la música no se ve por ningún lado en mi opinión; sólo aparece un Bowie intentando renovarse con tres músicos que no aportan nada nuevo a su música. Ese gran rockero que David intenta ser pronto llega a su fin sin haber aportado lo que otros personajes, y él mismo se da cuenta. Se toma un tiempo, se casa con Iman, recapacita y se da cuenta de que lo suyo no son las grandes giras ni intentar vender, sino todo lo contrario: meterse en el estudio a renovar la música como siempre hizo.

Así, ahora nace el último Bowie que conocemos hasta ahora: el Bowie del siglo XX. Tras haber perdido el prestigio y el respeto de muchos admiradores vuelve a la carga con “Outside” en 1995, donde la carga de música electrónica es chocante para un músico de su edad. Desde ese disco hasta “Reality”, publicado a finales de 2003, Bowie ha vuelto a las andadas con música de calidad. Quizás este "Reality" es el más previsible de sus últimos trabajos, pero en “Heathen”, de 2002, nos encontramos con una calidad enorme de composición como no se había visto prácticamente desde sus discos de finales de los 70. Si hubiera que definir este nuevo Bowie que vivimos ahora yo lo pondría como padre de familia, músico con cabeza y un artista que sabe lo que se trae entre manos. Ya no tiene nada que demostrar y es abierto con los medios, y lo mejor es que sigue siendo David Bowie.

25.8.04

It's now or never

Mañana puede ser un día grande. Un día de los de recordar para el baloncesto. A las 13:30 la selección española se enfrentará a la estadounidense en los cuartos de final de las Olimpiadas de Atenas. No ha habido mejor momento que este para ganar a los americanos (ya lo han hecho este año Puerto Rico y Lituania, y España entre otros hace dos años). España lleva un balance de 6-0, y es el único equipo que no ha perdido ningún partido. Aún así, no es la favorita clara de este partido. Ha habido muchísima polémica con la selección estadounidense desde que en el Mundial de Indianápolis se quedaran fuera de la final, cuando se les supone mejores que a todos los demás. Hace unos días el mítico Larry Bird escribía un artículo donde ponía a parir a toda la selección, llamándolos de todo, desde niñatos hasta maleducados y sobre todo recalcando cómo el baloncesto NBA se está quedando poco a poco atrás comparado con el del resto del mundo, sobre todo Europa. Según Bird, allí ya sólo prima el espectáculo y la chulería, y en cierto modo lleva razón. ¿Quién se ha divertido este año con las finales de la NBA entre Pistons y Lakers? Yo, desde luego, no. Hace ya algún año que ver un buen partido de Liga Europea o de ACB viene siendo más entretenido que uno de NBA. Y eso luego se refleja cuando las selecciones compiten entre sí. La impresión que dan los de EE.UU. jugando es de pachanga de barrio donde cada uno va a demostrar lo que sabe hacer sin importarle el conjunto de equipo ni el espíritu colectivo. Es algo así como un All-Star venido a menos. Si a eso se le suma que la calidad innata de los jugadores parece ser cada vez peor, sobre todo en el tiro, y que hoy por hoy se da más importancia a la fuerza física que a la inteligencia, pues nos sale una selección que da pena ver. Y sobre todo da pena porque al oír EE.UU. se te viene a la cabeza inevitablemente el Dream Team de Barcelona ’92; éste ha sido el único Dream Team que ha habido, lo demás simplemente ha sido relleno y cuento.

Al otro lado del ring estará la selección española. Pero la actual. Los tiempos de sufrir contra Italia, Argentina o Serbia Montenegro (antes Yugoslavia) han pasado; bueno, sufrir se sufre, pero ahora se puede ganar con claridad. Por fin tenemos un equipo con el que aspirar a algo. Aunque lo que más suene de la selección sea Gasol, Navarro y Dueñas, yo me quedo con los que van de tapado. Garbajosa es para mí el MVP de lo que va jugado: en ningún partido ha fallado, de los 15 puntos no baja en sus partidos, en defensa de deja la piel, mete canastas clave, se le nota un hombre importante en el equipo…y junto a él, por supuesto, Carlos Jiménez. Lo que hace Jiménez sin que nadie se dé cuenta es magnífico. Sus rebotes tanto en defensa como en ataque, tapones, recuperaciones, ayudas incesantes a compañeros, recuperaciones defensivas y un sinfín de similares. En cuanto a las estrellas, a Navarro simplemente no le he visto todavía aparecer. Gasol está haciendo lo que se esperaba de él, aunque una tendinitis ha aparecido en el peor momento. Alguna gente se queja de que Gasol no defiende, sólo ataca. En cierto modo estoy de acuerdo, porque más de una vez se queda protestando mientras los demás están ya defendiendo un contraataque. Sin embargo, la actitud ganadora de Gasol es algo que de siempre ha faltado en nuestra selección y que por fin está. Alegrémonos, pues.

Cuando juntamos estas dos selecciones en un solo partido puede pasar de todo. En teoría debe ganar España, pero el baloncesto no es un deporte de teoría, sino de práctica, de mucha práctica. EE.UU. puede despertar ahora, que es cuando si pierdes te vas directamente a tu casa, pero personalmente, creo que España va a ganar mañana. Y va a ganar de paliza...bueno, no nos pasemos, dejémoslo en que va a ganar. Y ahora surge la pregunta: de perder mañana la selección, y llevando un balance de 6-0, ¿se consideraría un fracaso irse ya a casa pero con un 6-1? Sí. En tal caso España jugaría por el puesto del 5º al 9º, y para mí habríamos fracasado una vez más. No sería justo de ningún modo, pero así es el baloncesto y eso es lo que lo hace tan imprevisible. Hay que ganar mañana, y si no se gana será una más entre todos los fiascos del baloncesto español. Pero algo me da que por una vez se puede cambiar la eterna historia. Como decía Elvis, ¡ahora o nunca!

24.8.04

Volando...arriba, al lado, bocabajo...


“La Estación”. En mitad del espacio. Así me encuentro yo ahora, como la estación. Estaba rellenando los formularios para darme de alta en www.blogger.com y cuando por fin he acabado de hacer todos los pasos necesarios me ha dado por mirar el reloj y daban en ese momento las 00:12. Bonita hora para comenzar la aventura de un blog. Aún así, ahora son las 17:45 y aquí estoy todavía dándole vueltas al tema este. Tal y como yo pensaba el asunto era complicado; primero fui a ver qué pinta tenía el blog en ese momento, nada mas empezar. Era por gusto de comprobar si los de www.blogger.com te ponían algo así como ‘en construcción’ sin que tú hicieras nada. No. Era algo peor aún. El mensaje que aparecía en el blog nada más comenzar era parecido a ‘un regalo para Alberto’…¿?¿? En fin, no hacen falta comentarios al respecto. El caso es que después de ver cuán cutre se veía mi blog en ese momento me dio por intentar averiguar cómo se actualizaban y publicaban los contenidos en línea. Para ser sincero, aún no tengo ni idea de qué hay que hacer para el asunto empiece a andar, pero supongo que es cuestión de ponerse. Teniendo en cuenta que había quedado con mi hermano a las 00:15 para que él se pusiera y ya quedaba un sólo minuto, no tenía mucho tiempo para ponerme a indagar sobre cómo hacerme el blog. Lo importante es que ya estaba registrado el sitio, y que ya tenía también la idea en la cabeza. Como dicen por ahí, lo más difícil al hacer una tarea es simplemente el ponerse. Yo ya lo he hecho.

Copyright Zigy 2004-2005