19.8.05

"Ocean Rain" de Echo & the Bunnymen



Podemos decir sin temor alguno que este disco es la cumbre compositora de Echo & the Bunnymen. Es un disco corto, con media hora larga de duración, pero los nueve temas que lo componen son una auténtica delicia. Fue publicado en 1984 y supuso el encumbramiento de un grupo, que, aunque ya había sacado varios discos (a destacar “Crocodiles” y “Porcupine”), no había acabado de demostrar su capacidad creativa. Aquí por fin lo consiguieron, de principio a fin. La mayoría de los temas están firmados por el ya fallecido Pete de Freitas (batería) y por Les Pattinson (bajista), ocasionalmente acompañados de algún otro miembro del numeroso grupo (hasta ocho personas ha llegado a albergar). Dejando a un lado el tema de las composiciones, es obvio destacar a Ian McCulloch (vocalista) como líder indiscutible de la formación, imponiendo su inconfundible sello en cada canción con ese timbre de voz tan característico.

El primer corte es “Silver”, alegre y confiado comienzo que nos habla de la vida de una forma cercana y casi amistosa; esos “la, la, la, la” del estribillo así lo demuestran. Aquí se aprecian ya unos arreglos de cuerda de fondo en toda la canción. Éste es un recurso que el grupo usa mucho, en este disco especialmente, y la mayoría de las canciones cuentan con violines, bien de fondo, bien con más protagonismo. También suele haber, aunque en menor medida, instrumentos de viento acompañando. Así lo vemos en “Nocturnal Me”, el segundo tema del álbum, donde el oboe sigue constantemente el paso de la voz como indicándole la melodía que ha de seguir. El aire de esta canción es algo más oscuro que el de “Silver”, pero siempre manteniendo un ritmo y cadencia bastante animados. Sigue uno de los cortes más afamados de la banda, que no en vano dio título al recopilatorio del grupo: “Crystal Days”. Un riff de guitarra muy en el estilo propio nos devuelve a ese mundo misterioso e imaginario que dibuja el álbum en general. Nos sitúa en un lugar desenfadado y alegre, pero no de una forma simple, sino con muchos matices y, consecuentemente, con gran cantidad de descripciones. En cierto modo este “Crystal Days” recuerda mucho a “Lips Like Sugar”, quizás la canción más famosa de Echo & the Bunnymen. Ambas tienen una estructura muy parecida y sonidos de guitarra con movimientos similares, rememorando el estilo de la primera época de la banda. En ambas, optimismo por doquier.

Después del gran comienzo que proporcionan esos tres temas pasamos a “The Yo Yo Man” y “Thorn of Crowns”. El primero nos trae un acompañamiento a base de cuerda muy trabajado una vez más. Esto es quizás lo más destacable de una canción en la que los instrumentos cobran protagonismo sobre la voz. Justo lo contrario que “Thorn of Crowns”, donde Ian exhibe su capacidad para jugar con la voz y crear sonidos donde en apariencia hay simples palabras. Aun así, tanto una como otra, son canciones calmadas, para ser escuchadas tranquilamente y sacarles todo el jugo.

Hasta el momento “Ocean Rain” nos ha dejado un regusto relativamente positivo, con un comienzo realmente bueno y, después, dos canciones más sosegadas. Pero es el corte sexto del disco el que supone un salto de calidad enorme, el que convierte este trabajo en algo grande. En verdad las palabras se quedan cortas para describir lo que el grupo fue capaz de concebir cuando escribió “The Killing Moon”, una verdadera obra maestra de la historia de la música. Un aura oriental envuelve una historia de amor agridulce; en palabras del propio Ian McCulloch, la mejor canción de amor de la historia. A lo largo de casi seis minutos de lucidez musical, la banda de Liverpool va poniendo nota tras nota en su sitio justo para llenar al oyente de una melancolía indescriptible. Si hubiera que destacar algo de “The Killing Moon”, nos quedaríamos con la melodía vocal y con la guitarra principal. La parte final, de unos dos minutos, es la muestra perfecta de que para crear un buen solo de guitarra no es necesario ir a la velocidad de la luz; simplemente se toca lo que se tiene que tocar. En fin, un tema perfecto.

Del resto del disco deben resaltarse dos canciones más: “Seven Seas” y “Ocean Rain”. Aunque tras “The Killing Moon” todo sea ir cuesta abajo, “Seven Seas” nos vuelve a transportar a ese mundo extraño del que hemos hablado antes. Esta vez hay una vertiente más acústica y ciertamente se agradece toda la variedad que uno encuentra tema tras tema. En cuanto a “My Kingdom”, es probablemente lo más ligero del disco, además de uno de los temas predilectos del grupo para los directos. “Ocean Rain”, conclusión del trabajo, se abre absolutamente imperceptible, con sólo Ian cantando y la base rítmica a un volumen muy bajo. Poco a poco vamos subiendo de escala, con la aparición de las guitarras y las cuerdas una vez más, hasta que todos juntos conforman una de las melodías más conocidas del conjunto.

“Ocean Rain”, es, en la línea general del grupo, su mejor disco sin duda alguna. Como hemos visto, en él se compaginan obras más alegres con auténticos clásicos de la música. Este trabajo le valió a la formación el derecho de hacerse un hueco en el siempre anhelado mercado norteamericano, ya que entraron en el Top 100 de Álbumes del país. Posteriormente se publicarían otros discos como “Evergreen” (1997) o el último, “Flowers” (2001), en los que Echo & the Bunnymen seguirían su estilo propio usualmente. Incluso McCulloch abandonaría brevemente la banda para sacar algún trabajo en solitario. Pero, tras años de trabajo y creatividad, la cumbre del grupo sigue siendo “Ocean Rain”, y es difícilmente superable.

‘In starlit nights I saw you
so cruelly you kissed me
your lips a magic world
your sky all hung with jewels
the killing moon will come too soon’

1. “Silver” (3:21)
2. “Nocturnal Me” (4:57)
3. “Crystal Days” (2:24)
4. “The Yo Yo Man” (3:11)
5. “Thorn of Crowns” (4:52)
6. “The Killing Moon” (5:47)
7. “Seven Seas” (3:19)
8. “My Kingdom” (4:06)
9. “Ocean Rain” (5:09)


1 Tonterí­as:

Según Blogger Beaumont...

es uno de los discos más maravillosos que he oido nunca.

22:11  

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