26.8.04

Personajes de David Bowie

Este artículo fue publicado en la web de periodismo musical www.musicss.net en Enero de 2004. Por motivos de autoría me he permitido publicarlo en este blog, dado que www.musicss.net desapareció hace varias semanas.



Iba a ponerme a hacer un análisis de la carrera de David Bowie, viendo cada uno de sus discos y las giras, colaboraciones, datos de su vida, etc., pero entonces caí en la cuenta de que el amigo lleva haciendo música profesionalmente desde 1966 más o menos, que ha sacado un disco como mucho cada dos años como media (teniendo en cuenta sólo la discografía oficial) y que lo condensada que ha estado su vida hace que ésta pueda valer por dos de muchos otros mortales. Quizás esté exagerando, pero el caso es que de una forma u otra decidí cambiar ese análisis por otro no menos interesante pero no tan extenso: los personajes que David ha encarnado a lo largo de esos 34 años de música.

El asunto comienza a mediados de los años 60, que es cuando David Robert Jones realmente intenta hacerse un sitio en el mundo de la música y empieza a mover sus grabaciones por las casas discográficas. Lo primero que le dicen es que tiene que cambiar su imagen y su nombre para vender, con lo que se hace llamar Davy Jones. Estará un tiempo a caballo entre David y Davy por similitud con un miembro de The Monkees, para finalmente quedarse con el nombre por el que será recordado: David Bowie.

Aquí tenemos la primera transformación de David. Se ve obligado a cambiar su nombre para poder entrar en el mundo de la música. Posteriormente el propio David ha dicho que ahí empezó su cambio de personalidad, más bien, una serie de cambios, como veremos en este análisis, que le llevaron (junto con otros asuntos) a no saber muy bien quién era el mismo en los años 80. Pero bueno, el caso es que tenemos que el emergente artista (y poco conocido por el momento) intenta sobrevivir haciendo todo lo que sea posible. Y una de esas cosas, que también influye en la personalidad de Bowie es el teatro japonés. Se empieza a introducir en ese mundo tan complejo para la cultura occidental y le cautiva por completo. Para ser breves digamos que en el teatro japonés tradicional se usaban máscaras para todos los personajes, se usaban ropas indistintamente para personajes masculinos o femeninos y el diálogo podía ni aparecer en la obra. Si juntamos esos ingredientes en nuestra mente veremos que en una representación de ese tipo el espectador había veces en las que no sabía exactamente la naturaleza de un personaje; lo mismo le ocurrió a Bowie como actor hacia 1970. Un personaje se definía por sus acciones no por su apariencia. Así, nos podemos imaginar algo así como a geishas encima del escenario. ¿Espeluznante a veces? Quizás.

A Bowie le fascinó este mundo de ambigüedad y no saber exactamente quién es uno y otro. Y es de aquí desde donde saltamos al primer gran personaje de Bowie, y quizás el más grande de todos los tiempos: Ziggy Stardust. Bowie en estos momentos, y estamos en 1973, estaba completamente inmerso en el teatro y el mimo, se había casado de relativo penalti y había sacado ya cuatro discos: “David Bowie” (1967), “Space Oddity” (1969), “The Man Who the World” (1971) y “Hunky Dory” (1971). Con éste último había alcanzado gran éxito y ahora estaba en ese punto en el que o se renovaba o literalmente estaba muerto para la música. Y lo que hizo sencillamente fue poner en un solo personaje todas las ideas que tenía guardadas hasta ese momento, y así nació su gran alter-ego Ziggy. La condición andrógina de Ziggy debe mucho al teatro japonés como hemos dicho, pero también a los círculos donde Bowie se movía por entonces, con orgías permanentes, experimentos sexuales de todo tipo y compañeros de trabajo que estaban más pendientes a veces de juergas que de música. El caso es que el resultado de Ziggy fue esplendoroso, no sólo por Ziggy en sí, sino por el espectáculo que se montaba sobre el escenario en sus actuaciones. Era algo así como una obra de teatro con música, con cada músico en su papel y representaciones extravagantes; por ejemplo, empezaba el concierto con todo a oscuras y Bowie cantando subido en una silla que colgaba del techo, que la gente descubría con sorpresa al iluminarse todo. En fin, la creatividad al poder en 1972.

La influencia de Bowie ha sido enorme en la música moderna, pero Ziggy es un caso excepcional. Pocos casos ha habido de que un artista cree un alter-ego con tanto carisma, tanta personalidad, tanto que decir al público. El propio Iggy Pop tomó su nombre con clara influencia de Ziggy, al igual que el hijo de Bob Marley. Otro dato: en la película “Dentro del Laberinto”, protagonizada por el propio Bowie a principios de los 80, el personaje que él encarga, llamado Jarreth, tiene coincidencias con Ziggy dignas de un trabajo aparte, pero eso es otro asunto. Lo que yo quería era resaltar que el pelado, las posturas, el amaneramiento y la forma de ser de Ziggy fueron un verdadero boom en los años 70, y sobre todo con el recién nacido glam-rock como respaldo. Podemos decir que Ziggy en sí vivió desde 1972 hasta mediados de 1974, que es cuando Bowie se cansa de él y de repente desaparece; o sea, “vivió” tres discos: “Ziggy Stardust” (1972), “Aladdin Sane” (1973) y “Pinups” (1973). Por supuesto en esos dos años de vida, Bowie iba siempre vestido de Ziggy, es decir, era Ziggy. En todo. En forma de ser, sobre el escenario, por su casa...algo que nunca había pasado antes. Pero en ese momento Bowie se dio cuenta de que necesitaba otro aire, y, tras un par de discos más (“Diamond Dogs” y “Young Americans”) llegó la novedad.

En estos años la música de la que David había vivido poco atrás (glam) estaba pasada de moda, y solamente los últimos rebufos de Marc Bolan hacían algo por mantenerla en pie. De todos modos, Bowie decidió que no se arrastraría haciendo siempre lo mismo, con lo que se mudó a Filadelfia y se empapó de las raíces de la música negra y norteamericana en general. Ahora estaba en lo más alto de su carrera, como nunca más lo estuvo, y podía hacer literalmente lo que quisiera, así que se metía en el estudio a experimentar con las máquinas y cada día sacaba algo nuevo. El año es 1975 y parece casi imposible que en cinco años le hubieran pasado tantas cosas, pero la verdad es que a estas alturas Bowie necesitaba un cambio de aires. Pero no lo hizo. Se empezó a sumergir en las drogas de forma increíble para poder seguir despierto y adelgazó muchísimo (llegó a bajar de los 50 kilos). Como anécdota podemos decir que en Filadelfia él vivía en un piso alquilado, y su guitarrista entonces, Carlos Alomar, se pasaba de vez en cuando. Pues bien, según Carlos, lo primero que hacía al llegar al piso de Bowie era verlo tumbado en el suelo como si estuviera muerto, le ponía un espejo delante de la nariz para ver si se empañaba, y como siempre se empañó le despertaba y se iban a grabar. Alucinante. Así estuvo unos cinco años, de los que el propio Bowie dice ahora que recuerda poco o nada. Pues en ese estado de salud nació “the thin white duke”: el delgado duque blanco. En lo que a la composición se refiere, para mí es la mejor época de Bowie, y me tiraría hablando horas sobre como experimentaron para grabar discos entonces, pero no quiero aburriros más aún. En esta época conoce a Iggy y también a Brian Eno. Son los tiempos de Berlín, donde su carácter cambia por completo, volviéndose frío y distante con todo el mundo. La cocaína y sus efectos se estaban comiendo a Bowie por dentro y por fuera, su mujer Angie ya no está con él sino yendo y viniendo con Mick Jagger, con lo que la situación personal no es la mejor. El delgado duque blanco es un personaje que se sube al escenario, canta y se va. Ya no hay nada de esa parafernalia y el contacto con el público. Las semanas seguidas sin dormir ya forman parte de la rutina y eso se nota en el personaje. Como siempre, Bowie se mete por completo en su papel (foto de cabecera).

Bowie publicó cuatro discos geniales como el delgado duque blanco: “Station to Station” (1976), “Low” (1977), “Heroes” (1977) y “Lodger” (1979). La frialdad de este personaje es patente por supuesto en las composiciones, en las que los instrumentos van cada uno por su lado, cambios de tonalidad constantes, melodías extrañas y la inclusión de temas instrumentales (que ahora llama la gente chill-out) que nos llevan a paisajes lejanos sin saber por qué.

Andamos por el año 1980 y aquí muere el delgado duque blanco y nace otro Bowie nuevo. No sabría como llamar a este, pero le podemos poner la etiqueta simplemente de "pierot". El “pierot” es un payaso de influencia francesa que muchos de vosotros habréis visto si habéis ido al circo alguna vez. El caso es que Bowie, por expansión de lo que dijimos antes del teatro japonés, se interesó por este personaje y poco a poco se metió en su piel. Es un personaje menor, sobre todo porque no se metió en él tanto tiempo como en los otros, pero esta claro que es muy importante. Vivió solamente en “Scary Monsters” y alcanzó su auge en el videoclip de ‘Ashes to Ashes’, galardonado como mejor vídeo del año. En él Bowie aparece vestido de “pierot” y hace una de las acciones más simbólicas de su carrera: matar al Mayor Tom. El Mayor Tom es el protagonista de la canción ‘Space Oddity’, un personaje de 1969 que persiguió a Bowie constantemente debido al gran éxito del tema. En el videoclip de ‘Ashes to Ashes’ el “pierot” canta la siguiente frase: “My mama said to get things done you’d better not mess with major Tom” (“Mi mamá me dijo que para hacer bien las cosas mejor no me juntara con el Mayor Tom”), a la vez que éste aparece colgado de una tela de araña, a punto de ser previsiblemente devorado. La importancia del “pierot” es esta, que Bowie supo pasar de una etapa a otra sin tener que ir dependiendo del pasado. Este personaje tiene una dosis enorme de mimo (del francés sobre todo, con Marcel Marceau), y su relevancia viene más en el plano simbólico que sobre el escenario, como era el caso de las otras dos creaciones de Bowie hasta el momento. Con la aparición de “Let’s Dance” en 1983 el “pierot” desaparece.

Entramos ya en las últimas épocas de Bowie. Desde “Let’s Dance” hasta “The Buddha of Suburbia” (1993), hay siete discos en los que no encuentra su identidad en la vida. Después de todos los excesos de los años 70 ahora se ve relativamente solo en la música, con éxito inmediato de todo lo que publica y sin saber exactamente qué papel adoptar. Musicalmente es la etapa que menos me atrae de Bowie, y eso es porque en algunos de esos discos intentó estar “a la moda”, cosa que nunca le ha ido bien, y que aunque le trajo ventas altísimas, no le benefició respecto a los viejos fans. El personaje que nace a mediados de los 80 es el de gran estrella del rock, cosa que Bowie nunca fue. Es el típico estereotipo de rockero de grandes conciertos en estadios, revisando temas clásicos pero sin innovar como lo hacía antes. Esto duró relativamente poco, ya que hacia 1990 decide formar un grupo de hard rock llamado Tin Machine en el que la idea que le ronda siempre es ser uno más. A estas alturas lleva veinte años en solitario disfrutando del éxito, pero también de las amarguras. Todo en solitario. Ahora quiere sentirse parte de un todo, y se rodea de buenos músicos para hacerlo. Pero no sale bien. En “Tin Machine” y “Tin Machine II” la música no se ve por ningún lado en mi opinión; sólo aparece un Bowie intentando renovarse con tres músicos que no aportan nada nuevo a su música. Ese gran rockero que David intenta ser pronto llega a su fin sin haber aportado lo que otros personajes, y él mismo se da cuenta. Se toma un tiempo, se casa con Iman, recapacita y se da cuenta de que lo suyo no son las grandes giras ni intentar vender, sino todo lo contrario: meterse en el estudio a renovar la música como siempre hizo.

Así, ahora nace el último Bowie que conocemos hasta ahora: el Bowie del siglo XX. Tras haber perdido el prestigio y el respeto de muchos admiradores vuelve a la carga con “Outside” en 1995, donde la carga de música electrónica es chocante para un músico de su edad. Desde ese disco hasta “Reality”, publicado a finales de 2003, Bowie ha vuelto a las andadas con música de calidad. Quizás este "Reality" es el más previsible de sus últimos trabajos, pero en “Heathen”, de 2002, nos encontramos con una calidad enorme de composición como no se había visto prácticamente desde sus discos de finales de los 70. Si hubiera que definir este nuevo Bowie que vivimos ahora yo lo pondría como padre de familia, músico con cabeza y un artista que sabe lo que se trae entre manos. Ya no tiene nada que demostrar y es abierto con los medios, y lo mejor es que sigue siendo David Bowie.

2 Tonterí­as:

Según Anonymous Anónimo...

Me ha gustado mucho esta biobrafia de Bowie. Aunque no estoy segura de la parte de las drogas. Para 1974 ya estaba afectado (por la pinta que tenia en las fotos de ese año), y creo que se mudó a Berlín para intentar dejarlas.
Aparte de eso, está muy bien todo a partir de Scary Monsters. Yo no entendía lo del pierrot. Y no sabia nada de su vida despues de este disco.
Buen trabajo. :)

22:25  
Según Anonymous Susana...

No me gustó nada este comentario. Tiene imprecisiones serias, como el hecho de que Iggy Pop tomó el nombre de Ziggy... pues fue al revez: Bowie pudo haberse inspirado en Iggy pop para el nombre de su personaje, ya que se conocían y eran amigos desde principios de los 70's, no desde mediados, como postulas.
Otra imprecisión es que Ziggy Stardust, de hecho duró sólo un disco, su homónimo. Lo que pasa es que luego Bowie no se podía deshacer por completo del personaje. Luego estuvieron los personajes Aladdin Sane (1974, de su disco homónimo)y Halloween Jack fue el personaje principal en "Diamond Dogs" (1974). Recién en "Station to Station" aparece el Thin White Duke, pero no estoy segura que ese personaje haya permanecido durante la trilogía de Berlín. Esa era precisamente la duda que quería despejar leyendo tu trabajo, pero veo que tendré que seguir buscando, ya que tus fuentes no son de calidad y tu redacción ha sido bastante liviana.
Sigue informándote, mira que lo necesitas.

23:54  

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