30.12.04

Vamos chicos, ¡al tostaero!

Bien. Mañana es por fin el último día del año. Del 2004 esta vez. No ha sido mal año para cómo está la cosa. Llega ahora el momento de celebrar que empezamos nuevo año (¿o que acabamos uno?). Es una costumbre tan insignificante como otras, pero como no le hacemos daño a nadie pues nos apuntamos y habrá que celebrar. Por celebrar que no quede. Se barajan varias opciones: el famoso cotillón es la primera. Tú pagas unos 50€ por la entrada, te compras un traje si no lo tienes ya (ahí los hombres tenemos la ventaja de que reciclamos) y te lías a piñón fijo en la barra para amortizar el clave que te han pegado. No está mal. Segunda opción: fiesta particular. Es lo mismo que un cotillón, sólo que aquí están sólo los amigos (aunque siempre se cuela algún no-deseable) y puedes irte a dormir cuando quieras, para volver a cualquier hora y seguir con el asunto. Este año (¿y cuándo no?) he elegido la fiesta en el chalet. ¡Ah, importante! Cuando vas en ‘plan chalet’ la música la eliges tú. Eso para mí es un factor muy importante. Hay otras opciones como directamente no salir o ponerse con el teórico del coche, pero yo ahí ya no entro.

El menú de este año incluye:

- Aperitivos variados: patatas Santo Reino, Son Sánchez (nuestro de cada día), nachos con salsa, aceitunas, etc.
- Pizzas o pinchitos
- Spaghetti a la boloñesa
- Tortilla de patatas
- Tarta de queso

Como suele suceder en estas fiestas el alcohol es un reclamo importante, y aunque la lista de invitados era cerrada, nos hemos permitido tener algo más de nivel que otros años. Las bebidas: ron Brugal, whisky 100 Pipers y cerveza Alcázar en cantidades industriales, que es lo bueno. Este año nos hemos hecho mayores y hemos pensado también en el día de la resaca, así que hay coca-cola, fanta, zumos variados y batidos. Perfecto.

El lector avispado habrá notado que la de arriba es una cantidad ingente de alimentos para una sola noche…y es que ¡hay una explicación! Esto es para el día siguiente también. O sea, que tú llegas ya cenado y te lías con la birra y los cubatas y tal, y cuando te levantas al día siguiente tienes ahí tu pasta y las pizzas para bajar el hambre (lo de que las tienes es un decir; hay que hacerlas con todo el resacón). Y todo esto, señores, por 15€. ¿Alguien da más? Encima tienes cama, una lumbre, colegas a mano, puedes salir y entrar, y (importante) no vas a tener que hacer cola para tomarte nada. Yo lo veo una opción bastante acertada. Así que ya está. Publico esto hoy por si acaso mañana no tengo tiempo con los preparativos…ya contaré la crónica.




mp3: Tomoyasu Hotei – Believe Me I’m A Liar



Copyright Zigy 2004-2005