The London Chronicles - Vol. V
Domingo 25
Último día. Dicen que el tiempo vuela, y vaya si es verdad. Ni nos habíamos enterado y ya era domingo, el día antes de volverse. Demasiadas cosas no habíamos hecho y nos quedaba todavía tarea para este día.
Lo primero fue probar suerte a ver si veíamos el cambio de guardia en Buckingham Palace. No hubo suerte, ya que después de más de un cuarto de hora unos guardias informaron que ese mismo día cambiaban los horarios de verano a otoño, y que ya el cambio era en días alternos, y ese día no tocaba. Bueno, no era ninguna tragedia. Lo que hicimos en su lugar fue más interesante: ir al paso de cebra que hace esquina entre Grove End Road y Abbey Road que, dicho sea de paso, estaba lejísimos del centro. No tengo que seguir explicando el por qué, creo. Echamos la foto de rigor y nos largamos de allí, no sin antes asomarnos a Abbey Road Studios, que están justo al lado y donde se han grabado discos muy importantes en la historia de la música. A todo esto, hacía un día espléndido.
Ya eran las 12 pasadas y no habíamos hecho casi nada, así que el siguiente paso era Camden Town. Tardamos un poco en llegar porque estaba a bastante distancia y ese el metro estaba en reparaciones en algunas paradas, con lo que hubo que dar algo de vuelta. Pero finalmente allí estábamos. Por fin. Lo siguiente fue perdernos entre la infinidad de puestos y mercadillos que hay en todo el barrio. El follón de gente que se mete en esas calles es alucinante. Si en general en Londres hay gente de todos tipos, allí es más todavía. Hippies, punkies, poperos...de todo. En algunos lugares costaba lo suyo avanzar. No pudimos ver más que la punta del iceberg en todo el día, pero nos sirvió para comprender eso de que allí se encuentra de todo, pero en otro estilo a Harrods. Si se sabía buscar había cosas baratísimas, y de drogas y alucinógenos ya ni hablemos. Todo. Lo entretenido de ese sitio es ponerte a regatear con los tenderos (no todos, eso sí). Yo conseguí llevarme una cajeta de tabaco por 2£ en vez de por los 7£ que me pedían. Y poco más puedo contar; me compré camisetas y un póster y punto. La ropa, baratísima. Para que os hagáis una idea de cómo se pone Camden Town de gente, en su estación de metro correspondiente los domingos sólo se puede entrar desde las 6 de la tarde. Antes de esa hora sólo dejan que te bajes en ella, pero no puedes coger metro desde allí. Esto es porque si todo el mundo que va allí se montara a la vez colapsarían bastantes líneas ellos solos. Eso, mucha mucha gente. Lo que hicimos nosotros fue esperarnos y para las 7 o así nos fuimos hacia el centro de nuevo. En la foto está la prueba documental de que estuvimos allí, aunque algunos de los punkies que se sentaban detrás me empezaban a mirar ya raro:
- "Hey man, ese de ahí no se estará echando la foto por nosotros, ¿no? Que le parto la cara"
- "Tu tranquilo, que seguro que es por el de la bici que va por la carretera".
- "Ah, ya me dejas más tranquilo"
Pincha en la foto para verla en tamaño más grande.
Para cuando habíamos llegado ya era de noche, así que nos fuimos al London Eye, la noria que está casi enfrente de Westminster y desde donde se ve Londres desde arriba. Nos cachearon lo máximo que pudieron y por fin subimos. La noria va muy lenta, casi media hora de viaje para que viera uno bien todo. Está curioso fijarse cuando estás en lo alto en la cantidad de zonas sin luz que se aprencian en toda la ciudad...los parques, claro. Ahora si que estábamos agotados: todo el día por ahí, con las compras encima, la noria...pero había que rematar y nos fuimos a un pub cercano. Estaba tranquilísimo. Tanto mejor. Nos tomamos unas pintas y ahora sí que se acababa el viaje.
Lo único que se me ha quedado claro en este viaje es que Londres es un sitio al que hay que volver, y espero hacerlo lo antes que pueda.
Lo primero fue probar suerte a ver si veíamos el cambio de guardia en Buckingham Palace. No hubo suerte, ya que después de más de un cuarto de hora unos guardias informaron que ese mismo día cambiaban los horarios de verano a otoño, y que ya el cambio era en días alternos, y ese día no tocaba. Bueno, no era ninguna tragedia. Lo que hicimos en su lugar fue más interesante: ir al paso de cebra que hace esquina entre Grove End Road y Abbey Road que, dicho sea de paso, estaba lejísimos del centro. No tengo que seguir explicando el por qué, creo. Echamos la foto de rigor y nos largamos de allí, no sin antes asomarnos a Abbey Road Studios, que están justo al lado y donde se han grabado discos muy importantes en la historia de la música. A todo esto, hacía un día espléndido.
Ya eran las 12 pasadas y no habíamos hecho casi nada, así que el siguiente paso era Camden Town. Tardamos un poco en llegar porque estaba a bastante distancia y ese el metro estaba en reparaciones en algunas paradas, con lo que hubo que dar algo de vuelta. Pero finalmente allí estábamos. Por fin. Lo siguiente fue perdernos entre la infinidad de puestos y mercadillos que hay en todo el barrio. El follón de gente que se mete en esas calles es alucinante. Si en general en Londres hay gente de todos tipos, allí es más todavía. Hippies, punkies, poperos...de todo. En algunos lugares costaba lo suyo avanzar. No pudimos ver más que la punta del iceberg en todo el día, pero nos sirvió para comprender eso de que allí se encuentra de todo, pero en otro estilo a Harrods. Si se sabía buscar había cosas baratísimas, y de drogas y alucinógenos ya ni hablemos. Todo. Lo entretenido de ese sitio es ponerte a regatear con los tenderos (no todos, eso sí). Yo conseguí llevarme una cajeta de tabaco por 2£ en vez de por los 7£ que me pedían. Y poco más puedo contar; me compré camisetas y un póster y punto. La ropa, baratísima. Para que os hagáis una idea de cómo se pone Camden Town de gente, en su estación de metro correspondiente los domingos sólo se puede entrar desde las 6 de la tarde. Antes de esa hora sólo dejan que te bajes en ella, pero no puedes coger metro desde allí. Esto es porque si todo el mundo que va allí se montara a la vez colapsarían bastantes líneas ellos solos. Eso, mucha mucha gente. Lo que hicimos nosotros fue esperarnos y para las 7 o así nos fuimos hacia el centro de nuevo. En la foto está la prueba documental de que estuvimos allí, aunque algunos de los punkies que se sentaban detrás me empezaban a mirar ya raro:
- "Hey man, ese de ahí no se estará echando la foto por nosotros, ¿no? Que le parto la cara"
- "Tu tranquilo, que seguro que es por el de la bici que va por la carretera".
- "Ah, ya me dejas más tranquilo"
Pincha en la foto para verla en tamaño más grande.
Para cuando habíamos llegado ya era de noche, así que nos fuimos al London Eye, la noria que está casi enfrente de Westminster y desde donde se ve Londres desde arriba. Nos cachearon lo máximo que pudieron y por fin subimos. La noria va muy lenta, casi media hora de viaje para que viera uno bien todo. Está curioso fijarse cuando estás en lo alto en la cantidad de zonas sin luz que se aprencian en toda la ciudad...los parques, claro. Ahora si que estábamos agotados: todo el día por ahí, con las compras encima, la noria...pero había que rematar y nos fuimos a un pub cercano. Estaba tranquilísimo. Tanto mejor. Nos tomamos unas pintas y ahora sí que se acababa el viaje.
Lo único que se me ha quedado claro en este viaje es que Londres es un sitio al que hay que volver, y espero hacerlo lo antes que pueda.
2 Tonterías:
La verdad es que si ya tenía ganas de ir después de leer tus aventuras tengo aún más!!!
A ver si algun día de estos me puedo permitir una escapadita.
Si te escapas dímelo y me engancho donde sea contigo. Ay, qué ganitas...
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